De postres y licores

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Me urano!
escuchame!

El correteo y la voz, se oían distantes, espeluznantes y hermosas.
clarinete! son son, herrumbra el destello.

Los rastros, había que ver aventuras nítidas.


La morada, un reflejo y sus cientos de figuras,
¿eran miles?


Encendía imaginar por donde iban.
Participantes-sombra del espectáculo bajo las estrellas, ni una brisa.
Se ungieron entonces, bajo aquella sabrosa estela: Percepción.

Así lo hicieran, velocidad sin tiempo, o quizás el estate-minuto, llegada asombrosa de lo inaudito.

Dijo entonces:
-es puerta.